Seguro que muchas de vosotras tenéis gato y os plateáis si vais a poder mantenerlo cuando llegue el bebé. O, tal vez, hayáis escuchado hablar de la toxoplasmosis y os asuste que os pueda perjudicar en el embarazo. Hay muchas leyenda alrededor de los gatos y mucho beneficios que descubrir de estos animales.
¿Es seguro tener gato durante el embarazo?
Esta es una de las primeras cosas que pensamos. Los gatos se relacionan con una enfermedad llamada toxoplasmosis que provoca malformaciones en los fetos.
Aunque se tiene esa idea, la revista British Medical Journal, asegura que no es peligroso tener gatos en casa durante el embarazo.
Cómo se contrae la toxoplasmosis
La toxoplasmosis es una enfermedad que se transmite entre animales y humanos o viceversa.
Esta enfermedad se suele contraer al ingerir los quistes del parásito que la producen. Estos quistes se pueden encontrar en la carne cruda o poco hecha, embutidos, huevos crudos, o verduras y frutas mal lavadas. También se puede contraer por contacto con suelos contaminados.
Los gatos son uno de los poco animales que pueden liberar el parásito, así que se asocia con el contagio de esta enfermedad. Aunque, según los expertos, no suelen ser un foco principal de infección.
Sínomas de toxoplasmosis
Un alto porcentaje de personas contraen la toxoplasmosis en algún momento de su vida, pero no somos conscientes de ello, ya que sus síntomas no se distinguen de un resfriado normal y corriente.
El peligro de la toxoplasmosis está en que una mujer embarazada se contagie por primera vez en su vida durante el embarazo. El parásito puede provocar malformaciones en el feto.
Consejos para evitar la toxoplasmosis
Para que tu gato de contagie la toxoplasmosis, primero debe estar infectado él. Y, al igual que en los humanos, la enfermedad solo se desarrolla la primera vez. Así que solo existe riesgo cuando tienes un gato que nunca ha tenido toxoplasmosis.
Si tu gato está infectado, tras un 3-20 días, liberará los parásitos por las heces. Para que sean realmente infecciosas, deben estar madurando uno o dos días.
Así que el parásito se encontrará en las heces de tu gato que tengan más de o 2 días. El contagio de da mediante un contacto íntimo, es decir que entre en tu torrente sanguíneo de alguna forma.
Teniendo todo esto en cuenta, podemos tomar las siguientes precauciones:
- Evitar sacar al gato durante el embarazo.
- Limpiar el arenero más de una vez al día. Mejor si lo haces con guantes , y mejor aún, si lo puede hacer otra persona por ti.
- No darle de comer carne cruda durante el embarazo.
- Llevarlo al veterinario para comprobar que está sano.
Preparar al gato para la llegada del bebé
Los gatos son animales que no llevan muy bien los cambios. Así que debemos prepararlo para estos cambios antes de que llegue el bebé y asocie el estrés que le producen los cambios con el bebé.
Podemos empezar a introducir al bebé mediante dos vías:
El olfato
Comienza a echar colonia de bebé por la casa o en tu propio cuerpo.
También puedes dejarle cerca los juguetes de bebé para que se acostumbre a tener ese tipo de objetos cerca. Si no vas a querer que se acerque a los juguetes de tu hijo, es el momento de enseñarlos a no tocarlos.
El oído
Los llantos de un bebé pueden ser tan estresantes para un humano como para un gato. Empieza a ponerle grabaciones de llantos de bebé, a poco volumen, y ve subiendo el volumen de forma gradual. De esta forma el gato se acostumbrara a esos sonidos.
Para reforzar el lado positivo de la llegada del bebé, cuando eches la colonia o pongas las grabaciones, juega y mima a tu gato.
También hay que tener en cuenta sus rutinas. Cuando llegue el bebé, tendrás que cambiar los hábitos de juegos, alimentación y todo lo demás. Para evitarle ese estrés, piensa cómo será y empieza con los cambios antes.
Debes hacer lo mismo con los espacios, si vas a cambiarle de sitio el arenero o el bol de comida, hazlo durante el embarazo.
Si no vas a querer que el gato entre en la habitación del bebé, también deberás empezar a bloquearle el acceso a esa habitación antes de que llegue. Y, recuerda, no es no. Si has decidido que no puede entrar, no lo dejes entrar por ninguna circunstancia, o confundirás al animal.
El gato y el bebé
Antes de llegar a casa del hospital
Puede resultar de mucha ayuda que, el padre u otra persona de confianza, se lleve a casa ropita que haya tenido puesta el bebé o incluso algún pañal, y dejar que el gato los huela. De esta forma, mientras estáis en el hospital, el gato se va acostumbrando al nuevo miembro de la familia.
Una vez que ya habéis llegado a casa
Puedes seguir estos pasos para que la convivencia sea perfecta:
- Supervisar la relación del gato con el bebé.
No dejarles a solas nunca. Cuando dejes a tu pequeño en otra habitación, asegúrate de cerrar bien la puerta para que no entre el gato. Si la puerta es translúcida, el gato podrá acostumbrarse a ver al bebé sin peligro.
Aunque no creas que tu gato pueda atacar a tu bebé, lo que sí hará será buscar el calor de su piel. Y de esta forma, sin querer, puede taparle la cara tu pequeño, que aún no tiene fuerzas ni reflejos para destaparse por sí mismo. Si no quieres dejar las puertas cerradas, puedes intentar ponerle una mosquitera o red sobre la cuna.
- Cuida la higiene.
Ya no solo de la casa en general, sino también de las cosas del bebé y del gato. Aunque está demostrado que es muy beneficiosa esa interacción entre bebé y gato, tampoco debe ser excesiva.
Otra cosa que es muy importante, sobre todo cuando tu bebé empiece a gatear, es mantener la caja de arena limpia.
- No te olvides de tu gato
Es tu hijo y merece toda la atención del mundo, pero tampoco descuides a tu otro pequeño. Si el gato se sientes desplazado, verá negativamente la presencia del bebé. Está atenta a sus reacciones físicas. Si tiene la cola tiesa y sin movimiento, quiere decir que está tenso y deberías prestarle atención. Cuando veas sus orejas tiesas, querrá decir que siente curiosidad y está receptivo.
- Vigila las posibles reacciones alérgicas
Revisa la piel de tu bebé en busca de ronchas o marcas y también controla su respiración. Aunque se dice que las personas que están expuestas a los gatos tienen muy pocas probabilidades de ser alérgicos, se puede dar el caso de que tu bebé sea alérgico al pelo del gato.
- Corta las uñas de tu gato con frecuencia
De esta forma evitarás posibles arañazos. Si no te ves muy suelta en esto, puedes pedirle ayuda a tu veterinario.
- Dedica tiempo a la educación de tu gato
Aunque hayas intentado enseñarle sus nuevas pautas de comportamiento, verás reforzarlas y modificándolas conforme vaya creciendo tu bebé.
Sé firme en lo que le prohíbes. Según algunos expertos, entre las acciones prohibidas deberían estar subirse a la cuna del bebé o acercarse mientras está mamando.
- Da ejemplo
Si tu gato te ve feliz y relajada con el bebé, él también se sentirá así. Pero si te ve tensa y un poco fuera de ti, creerá que el bebé es un problema.
También tu bebé aprenderá de tu relación con el gato, cuanto más cariñosa y respetuosas seas con el gato, más lo será tu hijo.
Beneficios de tener un gato
Se ha demostrado científicamente que, la relación entre animales y bebés, ayuda a prevenir alergias en los niños, evitar infecciones respiratorias, mejora el estado de ánimo y aumenta la autoestima.
También ayudan a combatir el estrés, mejorar las relaciones sociales, e incluso, ayuda con trastornos como el autismo y la depresión.
Y una de las mejores…se nos cae la baba viéndolos juntos.