La etapa del NO: Guía para Sobrevivir

“No lo entiendo. Siempre dice NO. A todo. ¡Aunque sea algo que le apetece hacer!”

 

¿Te resulta familiar esta frase? Tu pequeño, ese ser adorable que, hasta ahora, era tan colaborador, no hace más que responder negativamente a todo. ¿Qué le está pasando?

Si tiene cerca de dos años, no te preocupes, no ocurre nada malo. Simplemente habéis entrado en lo que coloquialmente se conoce como la Etapa del NO. Un título sumamente descriptivo para una fase que todos los niños atraviesan de forma natural en su desarrollo. Una etapa saludable y absolutamente normal en la que el pequeño toma conciencia de sí mismo y siente la necesidad de reafirmar su carácter. Todavía no tiene muy claro quién es pero ha encontrado una forma maravillosa para definirse: la oposición.

También comienza a comprender el aspecto simbólico del lenguaje, más allá de las palabras que representan aquellos objetos que ya conoce (perro, agua, mamá, pan) y a explorar la acción-reacción en sus respuestas. Todo esto es una muestra de su evolución de bebé a niño, su crecimiento como una pequeña personita cada vez más autónoma y plena.

Sin embargo, aunque se trate de una fase normal que muestra el desarrollo positivo y sano de tu pequeño, puede resultar realmente estresante para ti. La etapa del NO requiere grandes dosis de paciencia y humor y tener claras algunas cosas que pueden hacer que te resulte mucho más llevadera.

¿No sabes cómo manejar la situación? Aquí te presento una pequeña guía de supervivencia.

 

1. Minimiza tu lista de noes.

Los niños son esponjas y siempre repiten lo que decimos e imitan lo que hacemos. ¿Dices no a todas horas?

“¡No toques eso, caca!” “No te subas ahí” “No, no no, ¿qué haces con eso? ¡dámelo!”

“No” es una palabra automatizada y muchas veces no somos conscientes de la frecuencia con que la utilizamos. Tal vez encuentres la forma de expresar el mismo mensaje en otros términos:

“¡Cuidado, está muy sucio!” “Baja del sofá, te puedes caer” “¿Me lo das, por favor? Mejor que lo coja mamá”

No siempre te sentirás capaz. Si estás cansada, distraída, estresada o con prisa, el “no” saldrá de manera inconsciente. O puede que sea necesario, si la situación es peligrosa o urgente. Pero si eres constante, podrás, poco a poco, encontrar la manera de enfocar la situación en términos afirmativos.

 

2. Elige bien tus preguntas.

Procura no realizar preguntas que puedan responderse con sí y no, si no estás dispuesta a aceptar un no por respuesta.

“¿Quiéres ponerte el babero?” “¿Te pongo el babero?”

Recuerda que siempre hay varias formas de plantear una misma pregunta. ¿Qué tal si invitas a tu hijo a resolver por sí mismo una situación?

“Vamos a comer, ¿qué hacemos cuando queremos comer? ¿Qué nos ponemos?”

Si es él quien toma la decisión, no hay espacio para una negativa. Tu hijo estará encantado de descubrir qué es lo que hay que hacer a continuación y demostrarte que sabe hacerlo. Los niños adoran poner en práctica lo que saben hacer.

 

3. Acepta las negativas.

¿Aceptas que tu hijo diga no? ¿O ignoras sistemáticamente su autoafirmación?

Habrá muchas ocasiones en las que deberás decidir tú aunque no esté de acuerdo pero, cuando diga que no, respétalo siempre que sea posible. Si es un asunto intrascendente, déjale decidir. Tal vez prefieras que lleve puesto el abrigo azul pero, si no quiere ponérselo, deja que elija el rojo. Se sentirá valorado y reducirás su resistencia.

Intenta que, para algunos noes, tu respuesta sea un simple «vale».

Aceptando algunas negativas, estarás dando ejemplo, lo que hará más fácil que él respete las tuyas.

 

4. No lo conviertas en una lucha de poder.

En caso de desacuerdo, tú decides. Eso es indiscutible. Pero no hace falta que se lo hagas notar en cada situación. Si algo debe hacerse, procura ser amable. Explícale lo que está ocurriendo, por qué su decisión no es posible en ese momento y qué vais a hacer a continuación.

Muéstrale que, siempre que no aceptas su negativa, hay un motivo. 

 

5. No te enfades.

No hay razón para ello. A veces puede resultar exasperante pero, en la medida de lo posible, recuerda que sólo es un niño MUY pequeño que está descubriendo el mundo y a sí mismo. Sé comprensivo y paciente. Recuerda que lo que hace es normal, saludable y necesario para su desarrollo y crecimiento.

Si es él quien se enfada, actúa como lo harías con cualquier otra situación de extrema frustración.

 

6. No pierdas la visión de conjunto.

Cuando tu hijo grite ¡NO! durante una hora seguida a todo lo que le propongas y estés a punto de golpearte la cabeza contra la pared, recuerda que sólo se trata de una etapa. No durará eternamente. Antes de lo que imagines tu pequeño rebelde habrá crecido, tendrá más recursos y herramientas internas, se expresará mejor y se convertirá en un niño “grande”. Seguro que entonces, aunque ahora no puedas imaginarlo, recuerdas estas situaciones con ternura.

No hay fórmulas mágicas para sobrellevar las distintas etapas del desarrollo de tu hijo. Algunas son enternecedoras y te llenarán de alegría. Otras, más fastidiosas, te sacarán de quicio. Todas tienen su sentido y su razón de ser, todas son naturales y necesarias. ¡Ánimo! Sólo tienes que sobrevivir a ellas.

 

 

Post invitado
fotografia-una-mama-de-otro-planetaUNA MAMÁ DE OTRO PLANETA
Fisioterapeuta y escritora, en estos momentos vivo esencialmente centrada en esta apasionante y agotadora aventura que es la Maternidad. Soy mamá de una duendecilla de ojos azules cristalinos que ahora tiene 21 meses y a la que llamo cariñosamente mi Bichito. Casada felizmente con Superpapi, vamos sobreviviendo día a día a esta etapa, ¡que no es poco!

¿Quieres saber más de mi planeta?

0/5 (0 Reviews)
Como no existe la academia donde enseñen a ser la madre perfecta, busco formas innovadoras de ayudar a madres jóvenes a vivir una maternidad plena, ayudándolas a comprender las etapas del desarrollo del embarazo, el parto y la crianza de los hijos. Lo más importante es disfrutar de cada instante, el aprendizaje viene con la experiencia.

DEJA UNA RESPUESTA