La agresividad infantil es un problema que puede llegar a desbordar a padres, profesores y/o cuidadores del niño. Tratar este problema de forma precoz evitará problemas y patologías psicológicas en la vida adulta del niño.
Los niños que presentan comportamientos agresivos son por lo general, niños con dificultades para relacionarse con los demás o adaptarse a su propio ambiente.
Pero antes de continuar: ¿Qué se entiende por agresividad infantil?
Se habla de agresividad cuando se daña a una persona u objeto. Esta conducta es intencionada y el daño puede ser tanto físico, como psicológico.
- En el caso de los niños la agresividad se presenta por lo general, de forma directa, ya sea en forma de un acto físico, como patadas o empujones, o verbal, con insultos y palabrotras.
- También se puede encontrar la agresividad indirecta, en la que el niño manifiesta su agresividad contra objetos de la persona a la que quiere dañar.
Ciertos comportamientos agresivos son aceptados durante ciertas etapas de la infancia, como es el caso de las pataletas o gritos cuando el niño es pequeño. Sin embargo, a medida que el niño madura y evoluciona, si se mantienen los comportamientos agresivos y se da una falta de control de la frustración o temperamento, estos deben ser tratados.
Según Jesús Jarque, orientador de Infantil y Primaria, pedagogo y master en Psicología y Gestión familiar, la presencia de conductas como los empujones, pellizcos, arañasos, etc., se considera normal hasta los 5 años, ya que a esa edad el niño tiene la capacidad de autocontrol reducida.
[quote_box_center]Sin embargo, estos comportamientos no deben pasar desapercibidos y es necesario corregirlos cuanto antes, para evitar un problema mayor en el futuro.[/quote_box_center]
Causas y factores que influyen en la agresividad infantil
La teoría del aprendizaje social defiende que las conductas agresivas se aprenden por imitación. De manera que el niño suele comportarse y relacionarse con los demás casi de la misma forma en que sus padres lo hacen.
Uno de los factores que más influyen en la agresividad del niño es la familia. Se ha demostrado que tanto un padre poco exigente como uno que desaprueba todo lo que el niño hace, fomentan el comportamiento agresivo.
Otro factor que hay que tener en cuenta es que si estas intentando que tu hijo no sea agresivo, no debes castigarle físicamente o de forma amenazante. Lo mismo sucede, cuando una misma conducta es castigada unas veces y otras es ignorada.
El vecindario en el que viven y los amigos del niños también pueden influir en que este presente comportamientos agresivos.
También existen factores de tipo hormonales, estados de mala nutrición o problemas de salud, que se han relacionado con la agresividad.
Los problemas en el lenguaje también se han asociado a conductas agresivas. Esto se debe a que el niño tiene dificultades para expresarte verbalmente y puede optar por la agresividad para manifestar su frustración.
Cuando los niños son expuestos a escenas violentas en la televisión, deportes, vídeo juegos, etc., hay un riesgo mayor de que reproduzcan las conductas agresivas que han observado.
Cómo se puede prevenir
Las conductas agresivas son aprendidas y por tanto, también pueden ser modificadas. Por eso, un comportamiento que se basa en la agresividad puede ser modificado y sustituido por otro adecuado.
Sin embargo, el mejor tratamiento es la prevención y en esto la familia tiene un papel fundamental. La familia debe convertirse en un modelo adecuado para los niños.
Además, hay que tener en cuenta si el niño tiene algún déficit de habilidades sociales, como ausencia de estrategias verbales para resolver determinadas situaciones o pobre capacidad de comunicación.
Cómo tratar la agresividad infantil
Según Jesús Jarque, hay 8 pasos que debes seguir para tratar la agresividad infantil:
1.Hablar con el niño
Es importante hablar con el niño y explicarle que las conductas agresivas son inadecuadas y tienen consecuencias negativas para los demás niños y para el mismo, ya que los demás lo rechazarán.
2. No exponer a escenas violentas
Evitar que los niños estén expuestos a escenas violentas en películas, videojuegos, deportes, etc.
Ellos no distinguen entre la realidad y la ficción y tratarán de reproducir las situaciones violentas en su vida real.
3. Dar ejemplo en el hogar
Los niños aprenden a través de la imitación, por ello es necesario dar un buen ejemplo.
Además, el niño debe ver en sus padres un modelo para afrontar las situaciones hablando, negociando y sin recurrir a la violencia física o verbal.
4. Enseñarle otras opciones
No basta con decirle al niño “Esto no se hace”, hay que enseñarle otras alternativas a su conducta para que aprenda a resolver las situaciones de otra manera.
5. No reforzar las conductas agresivas
En ocasiones, es la propia familia la que premia y elogia el comportamiento agresivo del niño. Es posible que presuman de cómo se defiende su hijo ante una pelea, pero con esto solo se está aprobando la conducta agresiva.
Otra forma de reforzar el comportamiento agresivo es poniéndole al niño una etiqueta como “pegón”, “violento” o “agresivo”.
6. Elogiar y aprobar
Es importante elogiar las situaciones en las que el niño tiene un comportamiento adecuado y asertivo. Prestarle especial atención a su manera de actuar y pedirle que haga lo mismo la próxima vez, si se volviese a dar la misma situación.
7. Adoptar medidas
Cuando el niño tiene un comportamiento agresivo, se deben tomar medidas de manera que ese comportamiento tenga consecuencias negativas. Estas deben ser lo antes posible, para que el niño relacione la conducta agresiva con la consecuencia negativa.
Hablar con el niño y dejarle claro que no quieres que ese comportamiento se vuelva a repetir.
Utiliza “Tiempo fuera” si presencias una reacción violenta y déjalo en un lugar aburrido tantos minutos como años tenga. Durante este tiempo hay que supervisarlo, no quedarse con él, pero sí saber que está haciendo.
Otra forma rápida de actuar es retirándole un privilegio, como la tele o un juguete, durante tantas horas como años tenga.
8. Si nada funciona…
Cuando ninguna de estas medidas funciona, es recomendable acudir a un especialista para que valore el comportamiento del niño y proponga un programa personalizado.
Consejos
Además, de lo comentado anteriormente, estos consejos pueden ayudarte a tratar o prevenir la agresividad en tu hijo.
1.Practicar la relajación en familia. Esto ayudará a liberar tensiones y reducir el estrés, que en ocasiones puede ser el causante de la conducta agresiva.
2. Establecer un acuerdo entre los padres. Ambos padres deben ponerse de acuerdo para no confundir al niño. Es decir, que comportamientos serán aprobados y cuáles no.
[quote_box_center]Si uno de los progenitores le permite casi todo al niño y el otro no, el pequeño se enfadará con facilidad.[/quote_box_center]
3. Establecer las normas en consenso y sin los niños delante.
4. Cuando sea necesario aplicar un castigo, este debe ser proporcional a la edad del niño y a la conducta, no puede depender del estado de ánimo de los padres.
5. Ser congruente con lo qué pides y cómo lo pides. Por ejemplo, si quieres que el niño baje la voz, no es muy congruente que se lo pidas gritando.
6. Intenta que tu hijo practique deporte, se mantenga distraído y descargue energía corriendo, jugando con un balón o saltando por el jardín. Si estas actividades se realizan al aire libre mejor.
7. Los cambios son graduales y por ello, es necesario ser constante y paciente.